Estas tres patologías tienen aspectos en común, en todas ellas debes retirar de tu dieta determinados elementos, pero ¿conoces las diferencias?
Enfermedad celíaca
Enfermedad multisistémica con base autoinmune provocada por el gluten y prolaminas relacionadas, en individuos genéticamente susceptibles. El consumo de gluten en las personas afectadas provoca una atrofia de las vellosidades intestinales lo que se traduce en múltiples síntomas digestivos y extradigestivos.
Mediante un examen clínico cuidadoso y una analítica de sangre, que incluya los marcadores serológicos de enfermedad celíaca (anticuerpos antigliadina, antiendomisio y antitransglutaminasa tisular) se establece el diagnóstico de sospecha de la enfermedad. Posteriormente, para confirmar el diagnóstico se realizan las pruebas genéticas y la biopsia intestinal.
El único tratamiento existente es una dieta sin gluten estricta y de por vida.
Sensibilidad al gluten no celíaca
Patología caracterizada por la aparición de síntomas intestinales y extraintestinales relacionados con la ingesta de alimentos que contienen gluten, en individuos que no presentan ni enfermedad celiaca ni alergia al trigo. Los síntomas que se suelen presentar son hinchazón, diarrea, estreñimiento, dolor abdominal y otros síntomas digestivos que aparecen acompañados de síntomas extraintestinales como fatiga, cefalea, dificultad para concentrarse, eczemas, dolores musculares, anemia o depresión.
Aunque se habla de sensibilidad al gluten, aún no se sabe si esta proteína es la causante de la enfermedad y se investiga si otros componentes del trigo, o de los cereales en general, podrían estar implicados.
No hay marcadores específicos para el diagnóstico, por lo que hoy en día, se confirma, si una vez descartada la enfermedad celiaca y la alergia al trigo, se observa una mejoría al hacer dieta sin gluten y sucede una recaída del paciente cuando el gluten es reintroducido en su alimentación.
u tratamiento es el mismo que el de la celiaquía, la retirada del gluten de la dieta.
Alergia al trigo
Las alergias son reacciones inmunológicas adversas que se desencadenan de manera muy rápida a partir del contacto con la sustancia frente a la que se ha producido sensibilización, que es la que denominamos alérgeno y que en condiciones normales no es dañina para el organismo ni para la salud.
Cuando una persona alérgica al trigo entra en contacto con este cereal, sufrirá una reacción desproporcionada del sistema inmunitario, que puede ser diferente en función de la vía de sensibilización: urticaria, asma, vómitos, anafilaxia…
Se diagnostica con pruebas cutáneas y de determinación de los anticuerpos IgE.
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